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Éste es el texto que ha escrito un buen amigo para la ocasión. ¡Muchísimas gracias!:
Mensaje a la población
#1
1. Nos tienen rodeados.
Están por todas partes. En la mermelada del desayuno. En la de
fresa, frutos del bosque y naranja amarga. En la ropa interior.
Limpia o sucia. En las bujías del coche y en el sillín de la bici.
Son el peatón, a veces rojo, a veces verde, del semáforo que te
ordena qué hacer. Son el policía que finge ser amable y te explica
dónde está tal o cual lugar mientras memoriza tu cara para soñar
por la noche que te da una paliza. Son la maestra que te enseña a
multiplicar y el juez que te castiga. Están en tu nómina de fin de
mes o en la ayuda familiar o en el fondo de tu bolsillo vacío. Pero
esto también es mentira. Porque aquí, entre los collages de
Patricia, no están.
2. Lo que sucede lo
hace aquí y ahora. Dentro del Imperio, del Espectáculo, de la
Dominación, del Capital o del nombre que se le quiera poner a la
bestia. Nos tienen rodeados e infiltrados. Ni las vanguardias más
osadas han podido escapar de los omnipotentes tentáculos del
discurso dominante. Querer acabar con lo que existe, ir más allá,
renovar la pintura, la poesía o la música se parece demasiado al
usar y tirar, al consumismo feroz, a la obsolescencia programada. Tu
móvil es una mierda pasada de moda, mira el mío último modelo. Tus
oleos están muertos, ahora se pinta así. Todo son prisas y fechas
de caducidad. Digámoslo otra vez: no queremos vanguardias, ni
líderes, ni portavoces. No queremos trascender ni ser genios. Y
mucho menos artistas o poetas. Que les den. Queremos un mundo nuevo y
sí, lo haremos destruyendo el que hay y recomponiendo los
fragmentos. Nuestro mundo nuevo será un collage hermoso y
provocador.
3. Que levante la mano
el que haya inventado algo. ¿Tú? ¿Estás seguro? ¿Lo has
inventado tú solo? ¿Lo has sacado de la nada? ¿No le debes nada a
nadie? Bien, ya puedes bajar la mano, no dejas ver a los de atrás.
Siendo así, pensarás también que hay cosas tuyas. Cosas de tu
propiedad. Nos enternece que pienses de esa manera. Detengámonos,
por ejemplo, en tu casa. Tu casa fue construida por personas
distintas a ti, en un terreno que otros allanaron, usando materiales
que otros construyeron. Los planos los haría un arquitecto gracias a
lo que sus profesores le enseñaron y que, a su vez, tomaron de otros
arquitectos, no necesariamente más sabios. Podríamos seguir hasta
aburrirnos pero hay una exposición que ver. ¿Qué te parece? Te
hemos privado de la propiedad de tu casa sin ser un banco.
Aristóteles aprendió de Platón y Platón de Sócrates. Superman no
existiría sin el Golem. Y Mick Jagger fusiló la forma de cantar de
Don Covay. Nada nos pertenece porque es el resultado de las
aportaciones, imprescindibles, de muchos otros. Nada nos pertenece y
como nada es de nadie, todo puede usarse, a ser posible con una
tijeras y una barra de pegamento escolar en las manos. La
consecuencia lógica del fin de la propiedad privada en lo que ha
trabajos artísticos se refiere es el collage. Un corte de mangas
afilado y pegajoso al poder. Un fuck you en toda la cara del
artista y del burgués que lo sustenta. Unos están locos por hacerse
millonarios. Otros invierten fortunas en obras de artes. Patricia
recorta y pega.
4. Allá por el siglo
XVIII, década arriba, década abajo, el arte se separó de la vida.
Más bien lo separaron. El concepto actual de arte está íntimamente
vinculado al sistema capitalista. Arte es pagar 120 millones de
dólares por "El grito" de Munch. Por eso decimos que el
arte es basura. En las sociedades no capitalista (de empresa o de
estado) no existe el arte. La gente vive y, mientras tanto, dibuja,
canta o escribe para ser feliz, para espantar al miedo o para que se
fijen en ellos. Pero no se hace arte para ser señalado como genio,
para ponerse por encima del resto y forrarse a lo loco. Nos reímos
del artista. Detestamos al poeta. Y quemaríamos el dinero... si lo
tuviéramos.
5. El arte se pudo
separar de la vida de la misma manera que la persona ha sido dividida
en mil segmentos, en un millón de aspectos, atomizada hasta hacerla
desaparecer. Por un lado el trabajo, por otro la maternidad, por otro
el tiempo libre, por otro el amor con/sin sexo y etcétera. Divide y
vencerás. Reclamamos nuestra totalidad y no aceptamos la violación
de nuestros tejidos, de nuestras moléculas. No enfrentamos nuestra
objetividad con nuestra subjetividad. Agitamos en la misma copa razón
y pasión. No hay ying ni yang solo un sonoro y rítmico
A-WOP-BOP-A-LOO-MOP-A-WOP-BAM-BOOM. Y para demostrar todo esto,
Patricia afila el cutter, rompe, rasga, pega y nos ofrece una nueva
unidad hecha de trocitos. Todavía queda esperanza.